CALAS

Violencia y feminicidio en América latina

En el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), campus Belenes, el Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Avanzados Latinoamericanos (CALAS), dentro de sus actividades del Laboratorio de Conocimiento Visiones de paz organizó la Conferencia «Violencia y Feminicidio en América Latina».

Cuatro expositoras de diferentes contextos académicos y activistas abordaron el tema de la violencia contra las mujeres y su forma más extrema: el feminicidio.

La Dra. Carmen Chinas Salazar, coordinadora del Laboratorio y moderadora del evento, comentó que el Laboratorio de Conocimiento Visiones de paz plantea «que paz y violencia no pueden diferenciarse con total claridad, sino que, más bien, se entrelazan y se compenetran constantemente. En consecuencia, se revisan los conceptos de paz y violencia que resultan determinantes en la historia y la contemporaneidad, incluyendo los diversos imaginarios que de estas se tienen».

Agregó, una explicación del propósito del evento, y dijo que «aborda el grave problema social que significan las distintas formas de violencia contra las mujeres, el feminicidio en el contexto latinoamericano y las salidas legales y de autocuidado que pudieran contribuir a la prevención».

Además, como parte de las actividades del evento, el Taller Gráfica «La Tinta Negra» presentó la instalación artística: «Zapatos Rojos» de Elina Chauvet, con la intención de simbolizar la ausencia de las mujeres asesinadas y el vacío que dejan entre sus seres queridos.

«Zapatos Rojos» tiene como principal propósito: «sensibilizar a la población sobre la enorme violencia que se manifiesta en todo el país […] con una obra plástica de impacto visual que denuncie principalmente la violencia que sufren las mujeres por el simple hecho de su género, entre otras agresiones», explica Eréndira Cinencio Ferreyra.

Sonya Lipsett-Rivera, profesora de historia de la Universidad de Carlento en Canadá y actual fellow del CALAS, impartió una videoconferencia en la que destacó, con base en una revisión de los procesos penales de violencia contra las mujeres en los siglos XVIII y XIX en América Latina, que los mismos argumentos que violentan a las mujeres hoy, están presentes en los discursos de esos siglos.

Las agredían porque «lo merecían», porque «le habían levantado la voz al hombre». «Ocurría una normalización de la violencia, los jueces aceptaban esas explicaciones, y muy pocos hombres agresores pasaban un día en la cárcel», dijo.

Después de un recuento de una violencia histórica contra las mujeres, la maestra Natalia Rojas, maestra en derechos humanos y ciencias políticas por la Universidad de Manchester y académica del ITESO, habló sobre la necesidad de resignificar la violencia contra las mujeres y denominarla «violencia patriarcal contra las mujeres».

Manifestó que esta nueva denominación permitirá visibilizar a un sistema que permea la opresión y la violencia contra las mujeres, además de mantener a éstas en lo individual y lo colectivo en situación de desigualdad y opresión.

En el sistema patriarcal la violencia contra las mujeres parte de la desvalorización, de la idea de que ellas son inferiores y pertenecen a alguien. La legitimización de este sistema proviene de discursos en los ámbitos religioso, social y político, en los que las mujeres son vistas como malas, putas, histéricas, brujas y locas. Y en este contexto, la violencia, las violaciones y las desapariciones funcionan como castigos merecidos o preventivos.

Disminuir y detener la violencia hacia las mujeres, que las desaparezcan, además de los feminicidios, requiere de políticas que ataquen de manera efectiva la impunidad en México y Jalisco, afirmó la Coordinadora Estatal del Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM), maestra Alejandra Cartagena López.

Señaló que las víctimas tienen derecho a la justicia, a la reparación integral del daño y a que les garanticen que el delito que sufrieron no se va a repetir. En el caso de la violencia contra las mujeres, las víctimas muchas veces no son tratadas con dignidad y otras veces no son atendidas en el Centro de Justicia para las Mujeres.

Dijo que la alerta de género –mecanismo de urgencia inmediata cuando se comete un delito como la violencia feminicida– tiene fallas, ya que supone que las autoridades deben de llevar a cabo, de manera emergente y urgente, una política pública de prevención, erradicación y sanción de la violencia. Sin embargo, no suele ocurrir.

Cartagena López lamentó que las mujeres sean asesinadas, desaparecidas y violentadas, en medio de un sistema que tiene que romperse. «Esto no lo vamos a lograr si no somos solidarias, y si seguimos creyendo que lo que le pasó a la vecina no me va a pasar a mí, y si seguimos volteando la cara cuando las familias de desaparecidos y desaparecidas se manifiestan», denunció Cartagena López.

Invitó a las mujeres a romper creencias erróneas, ya que «nos hemos creído que somos unas putas y merecemos ser violentadas; nos hemos creído que las niñas decentes no podemos estar en la calle después de las diez de la noche, y que no podemos vestirnos como nos dé la gana».

Cerrando la conferencia, se discutieron varias preguntas provenientes del público.

Autora: Lisa-Marie Maier

 

Fecha: 
Martes, Agosto 27, 2019