Los días 20, 21 y 22 de noviembre se llevó a cabo la Plataforma para el Diálogo: Biopolítica, violencias de género y resistencias en América Latina, en la Universidad de Costa Rica (UCR). En este participaron más de 30 académicos de diversas nacionalidades, y discutieron sobre el pensamiento biopolítico vinculado a la perspectiva de género y a la interseccionalidad. El comité organizativo estuvo conformado por la Dra. Carmen Chinas, la M. Sc. Alexia Ugalde y la Dra. Christine Hatzky; y además co-organizó el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la UCR, y la Leibniz Universität Hannover.
Dentro de los límites temáticos de la plataforma se contó con una variedad de temas, incluyendo violencias de género, necropoder, migraciones, derechos humanos, racismo, temas LGTBQ+, eugenesia y cine. Se contó con estudios sobre la colonia, escuchando acerca de Bartolomé de las Casas en la ponencia de la Dra. Paola Uparela; así como de un balance de disidencias sexuales y de género desde 1765 hasta el 2020, con la presentación del libro del Dr. Amaral Arévalo. Otras ponencias se enfocaron en el siglo XX y XXI, y en los controles sociales moldeados por la entrada del neoliberalismo. De este modo se propició un diálogo entre temáticas, tiempos y espacios latinoamericanos. Este diálogo, incluso se vinculó con un tiempo futuro, en especial al hablar de las resistencias ante las estructuras de poder que buscan controlar la vida y el cuerpo de las personas. Junto a esto, también se enalteció y se celebró la capacidad activista de los propios ponentes, como una respuesta esperanzadora ante la violencia latente en América Latina.
La conferencia inaugural “Cuerpos descartables: desigualdades, femicidio y necropoder en América Latina,” fue impartida por la Dra. Montserrat Sagot. Sagot explicó la necesidad de entender los cuerpos en sus contextos específicos, y de observarlos como territorios donde se pueden encontrar las marcas de la desigualdad: género, raza, clase, movilidad, capacidades físicas y mentales. Además, los cuerpos están marcados por procesos de disciplinamiento. Igualmente, se refirió al futuro, al calificar al cuerpo como un espacio de dominio, pero también como un espacio que contiene las posibilidades de emancipación. Con esto, sin embargo, explicó que la aspiración —a la que calificó de utópica—, no debe recaer en la búsqueda de más derechos, si no en redefinir el concepto de justicia desde sus bases; de modo que se construya “una Biopolítica que abrace y proteja la vida en todas sus formas en oposición a Necropolítica construída por los poderes represivos.”
El cine también tuvo un espacio especial en la plataforma con la mesa de Mujeres cineastas, en la que se habló de mujeres al frente y detrás de la cámara; pero sobre todo por el estreno del conmovedor documental Tras la vida de la directora Anaïs Taracena. En este se relata la historia de Ana Enamorado —quien también estuvo presente en la plataforma—, y su lucha por buscar a su hijo, que salió de Honduras hace más de diez años, y desapareció en México. Esta proyección ofreció un acercamiento a un caso en el que se muestran las consecuencias de una biopolítica que despoja a las personas de sus derechos humanos. El contar con la participación de Enamorado permitió además humanizar, más allá de lo académico, este tipo de situaciones.