No sólo las mujeres, también los jóvenes son el blanco de la violencia. «Juvenicidio» es un nuevo término para los crímenes que sacuden a América Latina y que alertan sobre la precariedad de la vida en la región.
Trabajando el concepto de feminicidio en la frontera norte mexicana, particularmente en Ciudad Juárez, el investigador José Manuel Valenzuela constató que este acto misógino que arrebata la vida de las mujeres era la manifestación extrema de un proceso más profundo.
«Nuestra responsabilidad como académicos y personas que buscan hacer un cambio en el mundo no es solamente registrar muertes, sino entender los procesos que están detrás y los contextos que derivan en que se cometa este acto», dijo el académico mexicano en entrevista con DW.
En su análisis comprobó que una gran cantidad de mujeres asesinadas eran jóvenes, al igual que en sus investigaciones del tema de la narcocultura. Estas reflexiones lo llevaron a proponer el término de juvenicidio, que «constata una situación inaceptable: que la violencia es la principal causa de muerte de jóvenes en América Latina».
Valenzuela, doctor en Ciencias Sociales, observa que se trata de muertes condicionadas por escenarios de precarización de la vida y por ser portadores de identidades desacreditadas bajo la lógica del poder. «Ser joven, mujer, homosexual, lesbiana, migrante, indígena, afrodescendiente o pobre son las condiciones que colocan a las personas en esa zona de muerte», apunta.
Los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa
«La juventud ha sido el blanco», dice Valenzuela recordando, entre otros, los eventos de Ayotzinapa. La desaparición de los 43 jóvenes es parte de una realidad que atraviesa la región, donde son marginados y criminalizados. El experto se refiere también a «los 260 mil asesinados durante los gobiernos de Calderón y de Peña Nieto, 40 mil desaparecidos, más de mil fosas clandestinas y contenedores frigoríficos con miles de cuerpos que abandonados por años. Personas que no importaron en vida, y menos importaron ya muertos».
También alerta sobre los llamados falsos positivos en Colombia: «el gobierno de Uribe entregó recompensas a militares por asesinar a guerrilleros y se les hizo fácil asesinar a jóvenes de barrios populares y campesinos que no tenían nada que ver con la guerrilla. Más de 5000 fueron asesinados bajo esa figura».
Valenzuela repara en la situación de los jóvenes en barrios populares en el triángulo norte centroamericano, la limpieza social en las favelas de Brasil o «la suerte de genocidio contra la población afrobrasileña, que muere 2,5 veces más de lo que representan en términos poblacionales, y particularmente son los jóvenes los más afectados».
Diálogo con y desde Alemania
Estas reflexiones son parte del libro Trazos de sangre y fuego. Bio-Necropolítica y juvenicidio en América Latina, editado por el Centro Latinoamericano de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales y Humanidades, CALAS.
Este centro, formado por cuatro universidades alemanas (Bielefeld, Kassel, Jena y Hannover y cuatro latinoamericanas (Guadalajara, Costa Rica, Flacso-Ecuador y San Martín de Buenos Aires), busca abordar las crisis latinoamericanas a través del trabajo interdisciplinario.
En opinión de Olaf Kaltmeier, director de CALAS y profesor de la Universidad de Bielefeld, «hay una desigualdad creciente, una situación histórica única de inseguridad social y condiciones de vida muy pobres en muchos países del sur global».
El experto observa que estas crisis que afronta América Latina se manifiestan de maneras comparables en otras partes del mundo. «Esta generación víctima y objeto de múltiples violencias también se da en Europa, en el mar Mediterráneo, en el contexto de las migraciones. El concepto de necrozona, o zona de muerte, se aplica también a esta situación y surge ahí la fuerza de entrar en diálogo, poniendo estas situaciones en contexto».
Valenzuela observa que la sensibilidad sobre estas temáticas ha crecido en el último tiempo, no sólo en el mundo académico. «El nuevo plan del gobierno de López Obrador coloca el tema de la juventud como un asunto prioritario y el proyecto del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología pone al juvenicidio y al feminicidio como dos temas estratégicos», destaca el investigador, quien apunta a que «cuando logramos hacer visible este tema, esto posibilita actuar para evitar que siga ocurriendo».
Asimismo, que los jóvenes alcen la voz, como ha ocurrido en el movimiento de rechazo a la violencia contra las mujeres. «Esperemos que tomemos conciencia, porque son dos procesos articulados. Gran parte de las mujeres asesinadas son jóvenes, y muchas veces estos crímenes quedan ocultos bajo este gran paraguas del crimen organizado», subraya.
Fuente: Deutsche Welle
Autor: Victoria Dannemann