CALAS

Familiarización de migraciones. Claudia Pedone investiga en CALAS los corredores migratorios de América Latina

Debido al aceleramiento y masificación de los flujos migratorios, las rutas y estrategias migratorias se han reconfigurado dando paso a la migración en grupos familiares. Claudia Pedone, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones de Estudios de Género (IIEGE) y actual fellow en el CALAS Sede Andes, nos comparte sobre este fenómeno a partir de su proyecto de investigación.

 

Claudia, podrías contarnos: ¿cómo surge tu proyecto en CALAS?

Claudia Pedone:  Durante más de 20 años trabajé principalmente en el sistema migratorio transatlántico, vinculando la América Andina con la Europa Mediterránea, y en la última década me centro en el trabajo con familias en el corredor migratorio del Oeste en América del Sur, actualmente estoy realizando etnografías con población venezolana joven. Desde hace tiempo me he interesado en centrarme en ese segmento de población y ahora lo he profundizado a partir de  mi proyecto CALAS. En este tiempo ha habido una gran producción científica, principalmente de nosotras, mujeres investigadoras, que nos enfocamos en ver cómo se generaban nuevas formas de organización familiar a partir de la salida de la mujer como primer eslabón de la cadena migratoria. Antes estudiaba la feminización de las migraciones, y ahora, a partir de mi trabajo en los corredores, se evidenció que en estos momentos quienes llevan adelante los procesos de transnacionalismo familiar, quienes generan y envían remesas, quienes deciden si van a reagrupar o no a los padres, quienes resisten a los procesos de desclasamiento social son los jóvenes y las jóvenes, en mi estudio en particular, la población migrante venezolana. 

A partir de esto, ¿qué papel tiene la juventud en tu investigación? 

CP: En ese sentido, tomo a la categoría juventudes como una categoría contextual, desde un conocimiento situado histórico, político, socioeconómico y territorial, donde ellos y ellas se definen como jóvenes junto con otras categorías que los/as intersectan: sexo, etapa de la juventud, pertenencia a clase social, lugar social dentro de la familia, lugares de salida y lugares de destino en la migración, por mencionar algunas. En mis trabajos longitudinales marco un periodo entre los 18 y 35 años para poder ver cuáles son las estrategias, las rutas y las trayectorias que tiene esta población sobre todo la alta movilidad en el corredor del oeste, pero también en el corredor este de América Central para llegar a Estados Unidos. Lo más complejo es que se han acelerado y masificado los flujos migratorios. Cada vez es más diversa la procedencia de la población que se moviliza por el corredor del oeste. Y también aquello que planteo en el proyecto CALAS sobre la familiarización de las migraciones, ya que estas migraciones han dejado de ser individuales para poder migrar en familia, principalmente como una estrategia de seguridad y cuidado. 

Marcas este concepto como clave en tu investigación, ¿qué significa la familiarización de migraciones? 

CP: Actualmente, en esta línea de investigación que he abierto para el proyecto CALAS y que comparto con Amarela Varela HuertaㅡUniversidad Autónoma de la Ciudad de México, UACMㅡ, estamos planteándonos cómo definir la familiarización de las migraciones y preguntándonos por qué se migra en familia en estos tiempos tan violentos, donde en las fronteras los regímenes de control migratorio tienen una mirada heteronormativa, donde hay un acuerpamiento de estos controles, si sos mujer, si sos niño, niña, niñe, adolescente o disidente sexual. 

Este acuerpamiento de los controles hace que muchos de estos espacios fronterizos se transformen en espacios letales. Por ello, comenzamos por una genealogía de cómo se han definido las familias migrantes como sujeto político tanto desde la academia como en otros ámbitos políticos, sanitarios, educativos, mediáticos en diversos sistemas migratorios donde está involucrada América Latina. Aprehender en toda su complejidad las diversas estrategias que van desde quienes se resisten al desplazamiento, hasta los que deciden caminar por  las zonas más peligrosas, nos lleva a un hecho migratorio que llamamos familiarización, el cual, en un primer intento, definimos como aquellos proyectos y procesos migratorios que apelan al desplazamiento a partir de todo el grupo doméstico. Me refiero a grupo doméstico porque no siempre es familia consanguínea. El grupo se arma como estrategia para hacerle frente a la inseguridad del camino ante la profundización de los procesos de fronterización basados en el control y atravesados por las desigualdades de género, edad, nacionalidad y otros más.

¿Cómo esto permite entender las trayectorias y las estrategias migrantes? 

CP: Justamente una parte que consideramos y que forma parte de esta definición, es que las estrategias de movilidad en búsqueda de mejores condiciones jurídicas y de inserción laboral dan lugar a una gran cantidad de familias multisituadas en la región y que tienen una alta movilidad. A partir de las condiciones jurídicas y condiciones de empleo, se siguen moviendo entre los lugares que ya establecieron junto a otras nuevas territorialidades, y las familias se articulan en esta simultaneidad multisituada  y es lo que yo estoy viendo ahora con este proyecto, principalmente en el caso venezolano: movilidades organizadas por jóvenes que se hacen cargo de gestionar la vida cotidiana familiar a nivel transnacional. Son todas categorías de análisis que proceden de la perspectiva transnacional, pero que a la luz de la reconfiguración de los flujos migratorios en nuestra región plantean desafíos tanto teóricos como metodológicos.

¿Por qué crees que es importante estudiar la migración desde la interseccionalidad? ¿Por qué lo haces tú? 

CP: Bueno, yo creo que esta mirada nos permite apuntar al análisis de cómo se intersectan las desigualdades. Nos posibilita salir de este carácter aditivo de categorías de análisis y poder aprehender las intersecciones de estas desigualdades. No podemos estudiar a una mujer sin tener en cuenta que esa mujer está racializada o etnizada. No podemos abordar la clase social sin ver la edad y sin ver el género. En el caso de la migración hay que marcar la diferencia entre raza, etnia o nacionalidad, porque muchas veces eso se confunde, incluso desde la academia. Durante todo este tiempo, el enfoque interseccionalidad lo he trabajado en mis investigaciones, aunque en los primeros trabajos no lo haya nombrado así. También hay que tener en cuenta el tema de la mirada temporal. La perspectiva interseccional nos ayuda a salir de esta mirada de radiografía al vincularla con la perspectiva longitudinal. Esta perspectiva nos ha permitido, a colegas y a mí, comparar las diversidades de procesos migratorios atravesados también por los desplazamientos con una metodología de largo aliento. Las y los migrantes podrían pertenecer a la misma clase social, pero al haber salido en momentos diferentes, los procesos de desplazamiento que tuvieron que afrontar también eran diferentes. Entonces, la interseccionalidad aplicada con una mirada etnográfica atenta en el campo es una gran herramienta metodológica que ya tiene un espesor teórico de varias décadas en diversos contextos geográficos. 

Pero, por ello mismo,  tenemos que producir conocimiento situado, y creo que la interseccionalidad nos ayuda a producir un conocimiento contextuado en el momento histórico-político que está sucediendo aquello que estudiamos y podemos tener estas visiones retrospectivas que nos permiten ahondar y salir de las generalizaciones. 

En estas intersecciones que mencionas en los perfiles de quien forman las familias migrantes: ¿Cómo se piensa el cuidado ante la condición de migrar en una situación de vulnerabilidad? 

CP: Es un tema muy complejo. Recién estamos viendo y ahondando en esas complejidades en las investigaciones que hay en curso, sobre todo desde una mirada más feminista, ya no solo de género o de lo interseccionalㅡexisten investigaciones que adoptan la perspectiva interseccional  pero no se  aborda desde el punto de vista feministaㅡ y creo que  la organización del cuidado es muy compleja, porque se va haciendo en el camino. Por ejemplo, el colectivo Corredores Migratorios en Ecuador, distinguió como niños y adolescentes venezolanosㅡsobre todo varonesㅡmigran circularmente, es una estrategia. Salen a la ruta, cruzan Colombia, cruzan Ecuador y después vuelven, porque es una forma de darle un alivio a la crisis familiar; vuelven cada tanto y organizan el cuidado entre ellos mismos en las rutas. Se protegen entre ellos mismos. Después, en la familiarización, están estos grupos familiares ensamblados que se organizan en el camino y que según lo que estamos viendo, van cumpliendo lugares sociales que se cumplen en la familia tradicional. Un día se ejerce de madre, el otro de padre y tiene mucho que ver cómo se organizan los campamentos en las fronteras, pero también en las zonas urbanas que adquieren otros matices. Yo creo que todavía nos falta ahondar en ese conocimiento. También es imprescindible  insistir en que estas esperas y este cuidado tienen que ser etnografiados en el campo, para poder analizar en profundidad estos lugares sociales. Ya no hablo de roles, porque no son los roles de parentesco, es la idea que se trae de familia, porque no es la misma idea la de un grupo que se organiza y viene de África al que pueda venir de Venezuela. Y esto da pie a cuestionarse cómo estos grupos domésticos van cambiando en el tránsito, cómo surgen otras solidaridades. Es todo un campo de indagación, aún queda mucho por investigar.

Para terminar, en tu proyecto propones pensar ahora en territorios y no en el binomio de origen y destino. ¿Qué implica eso? ¿Qué implica pensar en un territorio a la hora de hablar de migración?

CP: La variable territorio hoy se revela como una variable imprescindible ante los desafíos que nos plantea la perspectiva transnacional. Yo incluso hablo de nuevas territorialidades, haciéndome eco de posturas de la geografía crítica de Rogério Haesbaert, que es un geógrafo crítico brasileño, que habló sobre el mito de la desterritorialización.

En realidad, son los propios migrantes los que están creando las nuevas geografías de la movilidad. Son ellos y ellas, en sus tránsitos y en sus periplos, los que están poniendo localidades que antes no estaban en las rutas migratorias. Vinculado a ello, por ejemplo, Nina Glick Schiller, que es una de las pioneras en el enfoque transnacional, propone abordar estas territorialidades y ver cómo una serie de fuerzas de poder, que van desde lo local, incluyendo a la población local con la migrante, hasta los poderes nacionales e internacionales, van construyendo diversas territorialidades que aparecen en los actuales mapas  de la migración. Estas territorialidades son móviles, porque la misma población las pone en el mapa, contorneando obstáculos de los pasos fronterizos habilitados por los Estados-nación y que también pueden desaparecer ante algún problema, o ante la militarización de esa nueva territorialidad puede aparecer otra. Pensar a partir de las nuevas territorialidades es lo que nos da realmente un conocimiento para ver cuál es la dinámica y la articulación en los corredores migratorios en nuestra región. 

 

Foto: La tinta, 2020.

Texto: Abi Valeria López Pacheco

Fecha: 
Martes, Octubre 17, 2023
Lugar: 
Guadalajara, México