CALAS

Estreno en el canal YouTube CALAS Center: documental «Caminos del oro» de Alejandro Ramírez Anderson

El director guatemalteco Alejandro Ramírez Anderson, como parte del Laboratorio de Conocimiento: «Confrontando las desigualdades en América Latina: Perspectivas sobre riqueza y poder», realizó el documental «Caminos del Oro», un proyecto audiovisual de denuncia social que busca adentramos en el recorrido que hace el oro, siendo un ciclo interminable de extractivismo y destrucción. Fue producido por Producciones CANEK y CALAS con la colaboración del Centro Félix Varela y de COSUDE. A partir de este miércoles, 31 de enero de 2024, está disponible en el canal Youtube del CALAS. 

Caminos del Oro tuvo su premier en julio 2022 en Kassel, en el marco de la Documenta XV, la exposición de arte contemporáneo más importante del mundo. Posteriormente, se presentó en otros espacios en Alemania, México, Argentina y Ecuador. Participó además en las competencias oficiales del  Festival de Cine Pobre, en Gibara, Cuba, y el Festival Documentales del Sur, en Córdoba, España. Hablamos con el director sobre la experiencia de la producción de este impactante documental de denuncia. 

 

Alejandro, podrías contarnos ¿cómo surgió la idea para este documental?

AR: Esta es una idea que yo venía manejando ya hace tiempo y durante la pandemia, aproveché para empezar a investigar sobre esta ruta y este arco del camino del oro. Luego coincidió lo que yo estaba investigando con la convocatoria del CALAS y el Laboratorio de Conocimientos sobre desigualdades en América Latina. A partir de esta convocatoria mi investigación se amplió y en el primer encuentro con el laboratorio en Guadalajara, yo contacté con varios de los investigadores y ponentes que formaron parte de este grupo. Algo importante durante este proceso fue incluir la perspectiva de las élites, porque normalmente estos temas los vemos desde otro punto de vista. 

 

¿Cómo te acercaste a esta historia?, ¿por qué enfocarte en este tema del oro y todo el proceso que conlleva?

AR: ¿Por qué el oro?, el extractivismo está generalizado, no solo en América Latina, sino en muchos lugares del mundo. El problema para mí es la manera en que se hace la minería, sobre todo esta cuestión de cielo abierto, llegar y destruir paisajes completos. No solo son los métodos, sino también esta cuestión de la obsolescencia programada.  Entonces elegí el oro, porque de todos los minerales que se extraen, es el que menos se utiliza, solo el 8% se utiliza en la industria. Las otras dos funciones son cosas totalmente innecesarias, una es la ostentación y la otra son las reservas, es decir, el oro durmiendo en un lugar. La realidad es que con el oro que ha sido extraído hasta este momento el hombre podría tener suficiente para su industria durante centenas de años, y sin embargo, es uno de los procesos que más criminalidad y corrupción arrastra. 

 

Caminos de Oro se compone de distintos tipos de imágenes, desde aquellas que son animadas, hasta los fragmentos que retratan la realidad. Nos puedes mencionar ¿por qué decidiste combinar diferentes técnicas? y ¿cómo crees que esta amalgama contribuye a la narrativa que intentas contar? 

AR: El documental utiliza nuevas narrativas y hay tres aspectos fundamentales con los que yo rompí lo que normalmente venía haciendo, uno es la inclusión de una voz en off que me permitió sintetizar muchos de los aspectos y contar un poco de la historia. Lo otro es el uso de la animación en 2D y stop motion, un lenguaje audiovisual que ayuda a sintetizar muchas escenas. La tercera decisión es que, por las características del documental, había que visitar lugares peligrosos y de riesgo, por lo que yo no grabé con un equipo de filmación, es decir, no tuve un camarógrafo ni un sonidista como normalmente lo hago. Lo filmé solo con mi compañera como asistente y ni siquiera con una cámara, sino con un teléfono celular de alta gama, así podía pasar desapercibido en muchas situaciones de riesgo. El documental no está ubicado en un lugar específico, algunas imágenes son de Guatemala, pero la mayor parte lo filmé en Ecuador.

 

Pensando en las lógicas como la de grabar con tu celular para pasar desapercibido, ¿cuáles dirías que fueron las dificultades a las que te enfrentaste durante el proceso de filmación?

AR: Una, por ejemplo, es con las escenas de manifestaciones y de represión de la policía. Al estar cruzado en medio del fuego, de los manifestantes y de la policía, es un momento bastante fuerte y de mucha adrenalina, donde el peligro es mucho más notorio, porque estás enfrentándote en primera línea a lo que pasa. La otra es llegar a los territorios que están controlados por las bandas criminales, donde tú no sabes en qué momento pueden salir. Además, al llegar a estas comunidades, uno es un extraño, incluso para la policía y el ejército, porque son supuestamente los que custodian, pero también son quienes están controlando las áreas. Y la tercera es bien particular. Uno como documentalista tiene el trabajo de ganar la confianza de las comunidades que están en resistencia, pero estos grupos también han sido intervenidos por infiltrados. Hay gente que llega solo con la intención de sacar información y después denuncia, por eso las comunidades tienen códigos de seguridad bastante fuertes y a veces entrar, es tal vez el proceso más difícil. 

 

Finalmente, ¿cómo consideras que proyectos audiovisuales como el tuyo pueden impactar en la denuncia social y política?

AR: Yo no creo que una obra audiovisual cambie el mundo, pero hace reflexionar a las personas y eso es un trabajo de hormiga. Que la gente tenga acceso a algo que le permita darse cuenta de la situación que estamos viviendo va sembrando una semillita para que las personas empiecen por lo menos a cuestionar su realidad y eso es la labor fundamental.

 

Imagen: Caminos del Oro
Texto: Valeria Aguirre Pedroza

Fecha: 
Viernes, Enero 26, 2024