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Susana Herrera Olarte investiga si egresados de carreras de ciencias se suman a los grupos de élite

Según los datos más recientes del Banco Mundial, la décima parte de la población más rica en América Latina concentra el 41.7% de la riqueza, mientras que la décima parte de la gente más pobre tiene solo el 0.12% de los ingresos totales. A esta forma de medir la desigualdad se le conoce como deciles de ingresos que se construyen a partir de dividir en 10 partes iguales a la población ordenada según su ingreso corriente total por persona de menor a mayor.

Ante este panorama, Susana Herrero Olarte, coordinadora de investigación económica en la Universidad de Las Américas de Quito e investigadora invitada del Laboratorio de Conocimientos: Confrontando las desigualdades sociales en América Latina, investiga si ha cambiado la formación profesional y académica de las personas del decil más rico para tratar de descifrar lo que se esconde detrás de este grupo.

Tu proyecto de investigación en el CALAS es «¿Reduce saber de ciencia el poder la élite latinoamericana?» ¿podrías compartirnos qué analizas para obtener respuestas?

Susana Herrero Olarte (SHO):  Trato de ver cómo están formadas las clases más altas. En los últimos años ha surgido un grupo extraordinario que no están vinculados a familias tradicionalmente de ingresos altos o que generan una riqueza espontánea surgido de actividades ilegales o de corrupción. Son profesionales que empiezan a llegar a los deciles altos. Los caracteriza que han estudiado carreras de ciencias o ingenierías. Y tiene sentido cuando me remito a la teoría económica fundamental que establece los lineamientos del capital humana, la cual indica que en función de la capacidad de producir un valor agregado al mercado, éste se lo pagará. Cambiaron las formas en que el mercado retribuye y yo trato de ver en qué medida la desigualdad se relaciona a la cantidad de profesionales que existen en América Latina dedicado a las áreas que el mercado retribuye más. Mi objetivo final es generar herramientas para la política pública y tomadores de decisiones y que, a través de las distinciones entre los grupos de élite y al resto, se pueda reconocer qué los limita para que puedan acercarse a los deciles más altos.

¿Qué factores determinan las carreras o facultades más afines a las élites y qué tanto las personas que viven la desigualdad día a día logran cambiar su situación al estudiar una carrera de ciencias?

SHO: Hay profesionales egresados de carreras saturadas como administración, arquitectura o abogacía que o no encuentran trabajo o, los que tienen, reciben salarios por debajo de lo esperado. Y quienes tienen ingresos altísimos, son los hijos de la clase dominante que son contratados por conocidos con experiencias vitales similares; el porcentaje de personas de los deciles más altos que optan por estas carreras es bajo. Pero quienes optan por carreras de ciencias no se encuentran en esa situación; su componente de conocimiento es elevadamente importante, mayor al de otras carreras, por lo es más difícil de discriminar en función de su clase social de origen. 

¿Cómo analizas la situación de los estudios sobre la riqueza y las élites en América Latina?

SHO: En América Latina nos hemos esforzado por entender la pobreza y por entender la desigualdad, pero hemos dado por sentado que los grupos de élite eran más homogéneos de lo que creíamos. Ahora nos damos cuenta de que estábamos totalmente equivocados, ya que este grupo nos ofrece un montón de oportunidades para el análisis y para reducir la flagrante desigualdad que tenemos en la región.

¿Cuál ha sido la sorpresa más grande que has descubierto en estudios sobre élites y riqueza?

SHO: El desconocimiento que tenemos de las razones de la voluntad de la élite. Asumimos que sabíamos cómo era y cuando rascamos nos damos cuenta de que llevamos toda una vida intentando conocerlos y estábamos seguros de lo que encontraríamos y no era así. Y los buenos análisis niegan prejuicios que teníamos.

¿Qué tanto afecta en la vida diaria la concentración de la riqueza en pocas manos?

SHO: Cuando hay desigualdad no hay oportunidades. La desigualdad se traduce en que por más capacidad y esfuerzo que tengamos no se pueda alcanzar el decil que queremos. Esto provoca la generación de dos de nuestras grandes lacras, una es justificar lo injustificable como violencia o informalidad y nos limita la capacidad de llegar a un decil más alto. Es vital que la desigualdad deje de ser debatida y sea un tema resuelto.

De los aportes de su investigación y del papel del mercado en la reducción de las desigualdades hablá en este video.

Fecha: 
Martes, Enero 25, 2022