La economía en Paraguay se sostiene de la agricultura, particularmente en la producción de soja o soya, ganadería y la energía hidroeléctrica. Pero el arribo de empresas transnacionales coligadas a élites políticas transformó la explotación de las tierras en un extractivismo que ha priorizado el abuso de los recursos en beneficio de pocos y en perjuicio de muchos.
Arturo Ezquerro-Cañete, investigador del Laboratorio de Conocimientos: Confrontando las desigualdades sociales en América Latina, ha dado seguimiento al tema desde hace muchos años y durante su estancia en el CALAS Center profundizará en los acuerdos entre la élite política y los empresarios en su estudio «Tierra para unos pocos: el capital extractivo y la burguesía unida en Paraguay».
¿Cuál es el principal interés de la burguesía unida o coligada?
Arturo Ezquerro-Cañete (AEC): Estudios en Chile comprobaron que las clases terratenientes se aliaron con la burguesía, y eran los mismos o tenían familiares en grupos inversores. Uno de los argumentos que exponen en la investigación es que se ha vuelto más complejo negociar en temas de agricultura y los terratenientes no solo invierten en sus tierras, sino que tienen agronegocios con mayor incidencia de capitales financieros. Y ahora estoy en el proceso de saber hasta qué punto aplica en el caso paraguayo donde ha habido un sistema latifundista que no ha cambiado en los últimos 150 años. Por eso las alianzas con los nuevos actores de agronegocios y de capital financiero.
¿Qué rol han tenido las empresas transnacionales en el extractivismo en Paraguay?
AEC: En el sector rural paraguayo están metidas las grandes trasnacionales y translatinas de los agronegocios. Toda la cadena de valor que se origina en la agricultura está controlada por estas empresas, aunque no siempre tienen control de la tierra, en ocasiones la rentan, pero no se benefician muchos. Se replica una economía de enclave (actividades productivas que no se integran a nivel local), donde todo se controla por capital extranjero. Por ejemplo, para la soja que se produce en Paraguay se usa la tierra, pero requiere poca mano de obra y sale del país en modo de exportaciones, y además se benefician muy pocas personas.
¿Cómo estudiarás este fenómeno?
AEC: Como cualquier investigación de la élite es difícil acceder a datos. Apenas hace un año surgió la Auditoría Nacional que publicó las declaraciones de patrimonio de políticos. Esta fuente de datos nos muestra las propiedades y empresas que tienen los exfuncionarios y es una ventana para explorar el concepto de burguesía coligada para ver cuántos de estos funcionarios fueron terratenientes o capitalistas y si se enriquecieron durante su mandato.
¿Qué te ha sorprendido de tu proceso de investigación?
AEC: Un integrante del Instituto de Biotecnología Agrícola en Paraguay, fundado con dinero de las empresas transnacionales, mostró un discurso basado en el análisis que tenía en conjunto con otros colegas sobre extractivismo. Él se burlaba de que la producción de aceite de soja no genera mucho empleo y no tenía enlaces con otros sectores de la economía, pero lo usaron como justificación para no imponerles impuestos a la materia prima. Es curioso que del mismo análisis empírico y académico se pueden sacar conclusiones políticas a conveniencia de funcionarios y empresarios..
¿Encuentras tendencias distintas de extractivismo en otros países de América Latina?
AEC: Hay muchos debates sobre el neoextractivismo que lo diferenciamos con el agroextractivismo. Hay análisis que indican que los gobiernos tienen una política de exportación primaria con similitudes, pero hay características que diferencian a los gobiernos progresistas con los de derecha y es la renta de las tierras. En el caso de Paraguay no se puso impuesto a las exportaciones de soja, pero sí aceptaron pagarles regalías a empresas transnacionales.
¿Qué tanto la concentración de la riqueza y las élites influye en la calidad de vida de los demás?
AEC: Se ha constituido un modelo de crecimiento excluyente, donde pequeños sectores se benefician aunque tenga impactos sociales y ambientales. Por ejemplo, la agricultura familiar y campesina es un sector desplazado; ahora se importan 500 millones de dólares en comida como la cebolla, patata, o pimienta que se producía en Paraguay. También el uso de agrotóxicos y agroquímicos afecta la salud de los alumnos en escuelas rurales, hayaltas tasas de deforestación que influyen en el cambio climático. Además, la producción de alimentos no aporta impuestos por lo que no se puede invertir en salud o educación.
Ezquerro-Cañete participó el primer panel del Simposio Internacional: «Estudios de la Riqueza y de las Élites» que abordó el tema de su análisis desde la economía política, mismo que se puede consultar desde el canal de Youtube del CALAS Center.