El Caribe se conforma como un espacio geopolítico vertebrado donde los contactos económicos, políticos, sociales, culturales y humanos fluyen de una isla a otra, hacia el continente americano, y a través del Atlántico hacia Europa y hacia África. Planteamos el espacio del Caribe como una sucesión de microrregiones que conformaban una gran región histórica, con un estrecho vínculo con el espacio atlántico europeo y africano. Todos los espacios de la economía mundial están y estuvieron en el pasado sujetos a grandes cambios, sobre todo en épocas de su incorporación a la misma. En el caso del Caribe, existen ritmos internos muy diferentes, no solo de velocidad distinta sino de carácter muy diferente. Sin embargo, desde el siglo XVI se perciben interacciones que cruzan la región, y que precisan conocerse mejor. Por la zona circularon provenientes de Europa, Asia, África y las Americas, nuevas variedades de plantas, artefactos culturales, tecnologías, expertos, esclavos, comerciantes, etc. que convirtieron a esta región en plataforma y laboratorio imperial de ideas y saberes políticos, culturales, económicos y científicos.
La intercolonialidad hizo del Caribe un escenario privilegiado para la generación de nuevas formas de pensar y de vivir, así como de nuevas identidades. El Caribe se convirtió en un espacio central para la construcción del mundo moderno y en un laboratorio para pensar nuevas formas de convivir y para un mejor y más profundo entendimiento de los procesos de globalización, entremezclando identidades poscoloniales, sus relaciones intrincadas con Europa, y América Latina, sus desafíos ambientales específicos y la complejidad de las dinámicas de poder en constante evolución en la región. En particular, se desarrollaron importantes ensayos y propuestas de pensar formas de convivencia más allá del encierramiento en fronteras trazadas por los colonialismos y nacionalismos, cuestionándo y superándolas en exploración del constante vaivén entre la no existencia histórica de fronteras (su “borderlessness”), sus múltiples procesos de hibridización y “creolización”, especialmente en términos poblacionales, culturales y artísticos, y la imposición de fronteras políticas en el Caribe.
El propósito de la Plataforma para el Diálogo es presentar y discutir estudios de tipo regional, que tratan de establecer las diferentes características de las sociedades esclavistas (comercio y mercado de esclavos, formas de resistencia, normativa legal y prácticas sociales) del marco Caribe, tratando de desentrañar las relaciones que se establecieron con otros territorios en un doble nivel de análisis. Propone explorar nuevos enfoques de investigación transdisciplinaria, transcaribeña y transatlántica en busca de una mejor comprensión de las dinámicas de poder, la historia esclavista y pos-esclavista, pos-colonial y decolonial, los desafíos ambientales y los procesos de hibridación cultural, tanto en el Caribe insular como continental, tanto en territorios soberanos como no soberanos, tanto en el espacio urbano como en comunidades rurales e indígenas. Al mismo tiempo, nos interesa conocer los principales modos y circuitos en que esta interlocución cultural fue producida, recibida, transformada y circulada en y por la región. Interesa también explorar cuáles son en el presente dominantes, cuáles continúan resistiendo, cuáles declinan y cuáles emergen, y cuáles son los principales procesos y circuitos regionales que intervienen actualmente en su producción, recepción y circulación.
La Plataforma se llevará a cabo del 10 al 12 de octubre de 2024, en la Universidad de Costa Rica, sede del centro regional Centroamérica y Caribel del CALAS. El acceso es libre y gratuito.