El panorama de las movilidades internacionales sudamericanas se ha modificado sustancialmente en los últimos diez años. Por una parte, la región mantiene su vocación emigrante, sobre todo desde los países andinos, al tiempo que se han reforzado los sistemas de control, securitización y externalización de las fronteras en Estados Unidos. Esto ha producido nuevas movilidades de carácter prolongado en poblaciones que emprenden recorridos desde el Sur del continente hacia el norte, en condiciones de alta precariedad y peligrosidad. Por otra parte, a la tradicional movilidad entre países vecinos se ha sumado un intenso movimiento intrarregional que rebasa los espacios fronterizos. Poblaciones provenientes del Caribe, como Cuba, República Dominicana y Haití, se han instalado o recorren varios países sudamericanos. Ha crecido también la llegada de migrantes deportados sobre todo desde Estados Unidos y de solicitantes de asilo y refugio transcontinentales. Sin duda, la migración venezolana ha sido la que más ha marcado, en los últimos cinco años, las dinámicas de la movilidad regional. Por último, la pandemia del COVID-19 también desató nuevas formas de movilidad: retornos de zonas urbanas hacia comunidades rurales, nuevos desplazamientos entre países, así como retornos a nivel internacional.
Varias de estas nuevas dinámicas han sido analizadas desde el concepto de “crisis”, entendiéndolo como causa de la movilidad: se identifica a determinadas crisis económicas, crisis humanitarias o crisis ambientales como determinantes que provocan los desplazamientos. Generalmente el enfoque ha sido estado-céntrico, y el espacio aludido, el territorio nacional. Por otra parte, la idea de crisis aparece también referida al propio movimiento de personas. Es decir, se habla de “crisis migratoria”, o de “crisis de refugiados”.
Esta Plataforma para el Diálogo, organizada por la sede Andes del Centro de Estudios Latinoamericanos Avanzados ubicada en la FLACSO Ecuador (CALAS-ANDES), invita a dialogar sobre el potencial heurístico del concepto de crisis para entender las dinámicas de los movimientos locales, nacionales e internacionales de personas en la región sudamericana. Por un lado, consideramos necesario interrogar las consecuencias no esperadas que tienen estas perspectivas en distintos ámbitos. Por ejemplo, de qué manera la idea de crisis ha implicado respuestas estatales de emergencia y excepcionales, pero menos atención al cumplimiento de derechos y obligaciones por parte de los Estados. Desde esta perspectiva el concepto de crisis dificulta la comprensión sobre los procesos de movilidad actuales. También nos parece importante analizar cómo la idea de crisis -basada en gran parte en políticas de conteo y de miedo a la masividad- acentúa el tratamiento de la migración como problema y señala como solución la repulsión de los flujos de las fronteras nacionales. Por último, nos parece necesario mirar las implicaciones de una visión estado-céntrica nacionalista y nacional de la crisis que descuida su articulación y conexiones con el espacio transnacional, pero también de qué manera se despliegan conceptos estructurales como la crisis del capitalismo o las crisis climáticas en contextos históricos concretos, en los cuales se entrecruzan distintas dimensiones de desigualdad con procesos de racialización, xenofobia y discriminación de género, entre otros. Por todo ello, esta plataforma busca pensar la noción de crisis en las migraciones pero descentrándola, al mismo tiempo, del lugar que le ha sido asignado. Esto implica repensar las movilidades migrantes en América Latina desde otras lecturas, es decir, desde reflexiones que entiendan estas movilidades no como “crisis de” sino como “respuesta a”.
Bajo estas consideraciones la Plataforma convoca a las y los investigadores a reflexionar y participar de este encuentro internacional en torno a los siguientes ejes:
Eje 1: Repensando las políticas migratorias y las respuestas humanitarias
En los últimos 20 años, las políticas migratorias en América Latina han experimentado transformaciones importantes en respuesta tanto a los movimientos migratorios que atraviesan la región como a los regímenes de gobierno. Desde inicios del nuevo siglo, el uso de un lenguaje de derechos humanos en reformas a las políticas migratorias y a la legislación de países como Argentina, Brasil y Ecuador, fue visto de manera optimista y dio lugar al planteamiento de un modelo de política migratoria regional contrapuesto al imperante en la Unión Europea y Estados Unidos, basado en el control fronterizo y la securitización. Sin embargo, estas iniciativas dieron paso rápidamente a la multiplicación de formas de control de la movilidad articuladas a nociones de seguridad que caracterizan a los países del Norte. El nexo migración-seguridad, y la lógica del “combate” al tráfico de migrantes y a la trata de personas se ha conjugado con la criminalización de la migración indocumentada por parte de los Estados. El panorama de la política migratoria regional se ha complejizado con la instalación de nuevos actores institucionales que intervienen en las dinámicas migratorias con una renovada forma de gestión migratoria, el humanitarismo, que ha pasado al primer plano de las estrategias de organismos internacionales y ONG, especialmente a partir del incremento de la migración venezolana en el continente. Este eje busca analizar estos giros en las políticas migratorias, sus efectos en las poblaciones migrantes, y la articulación entre Estados, organismos internacionales y otros actores en la configuración de regímenes migratorios.
Eje 2: Devastación ambiental e (In)movilidades
El cambio climático y el calentamiento global, junto con las industrias extractivas (mineras, de gas, petróleo, entre otras) y los megaproyectos (basados en inversión de capital nacional e internacional para la creación de infraestructuras física de gran envergadura) están provocando daños ambientales irreversibles, atentando contra la sostenibilidad de la vida en América Latina. La histórica y central dependencia económica a ese tipo de industrias a nivel regional no avizora en el corto plazo la urgente transición energética. De ahí que se exacerben, cada vez más, los riesgos de muerte en comunidades localizadas particularmente en zonas rurales donde habitan poblaciones históricamente marginadas como pueblos indígenas o afrodescendientes. Este eje analizará cómo la devastación ambiental derivada de las industrias extractivas y los megaproyectos en América Latina está provocando nuevas movilidades migrantes, como desplazamientos internos forzados o incluso migraciones internacionales, mientras genera, en otros casos, inmovilizaciones forzadas por las catástrofes ambientales. Esas (in)movilidades contemporáneas reflejan la necesidad de una discusión crítica en torno a la justicia ambiental y su vínculo íntimo con la movilidad migrante en la región.
Eje 3: Precarización y economías informalizadas
En el contexto post-pandémico, la pobreza y la desigualdad en América Latina han alcanzado niveles no registrados en las últimas dos décadas. Actualmente, al menos 140 millones de personas trabajan en condiciones de informalidad y precarización, lo que representa alrededor del 50% de trabajadores a nivel regional. La multiplicación de vidas precarizadas impacta directamente a la población migrante que reside en nuestros países o que transita por los mismos hacia otros destinos. La mano de obra migrante –mayoritariamente irregularizada, explotada y vulnerada en sus derechos laborales– se inserta en actividades productivas o reproductivas, siendo esencial en la dinámica económica latinoamericana. Este eje analizará la precarización del trabajo migrante y el deterioro de sus condiciones vitales en el contexto de la actual recesión económica. Es de especial interés reflexionar sobre las dinámicas del trabajo migrante en las economías agrícola, del cuidado, servicios, plataformas digitales o en las economías ilegalizadas de frontera, así mismo interesa entrever las conexiones entre economías formales e informalizadas, legales e ilegalizadas en la región.
Eje 4: Xenofobia, racismo y desigualdades de género
La población migrante se ha enfrentado históricamente a diversas categorizaciones que pueden ser transformadas en estigma: “no deseada”, “ilegal”, “criminal”, “amenaza evolutiva”, “portadora de enfermedades”. Estas categorizaciones, avaladas muchas veces por los Estados a través de leyes, o por discursos políticos y mediáticos, han provocado que la población migrante sea percibida como la culpable de crisis económicas, desempleo e inseguridad. Esta construcción de la migración como un problema que detona crisis, genera la proliferación de sentimientos antiinmigrantes, que han desembocado, muchas veces, en actos de violencia y criminalización de los movimientos migratorios en América Latina. Este eje busca discutir de qué manera operan los procesos de racialización, discriminación, marginalización y exclusión y de qué qué forma el racismo, la xenofobia y las desigualdades de género y de clase, actúan como dispositivos de control que producen violencias, exclusión y, a su vez, deshumanización.
Bases de la convocatoria:
➢ La Plataforma para el Diálogo se llevará a cabo los días 7 y 8 de diciembre de 2023 en la sede Andes del CALAS en FLACSO Ecuador en Quito.
➢ Aplicación: Llenar el formato de aplicación en línea con título y resumen (300-400 palabras) de la propuesta y una breve ficha académica con indicación de la trayectoria profesional y publicaciones relevantes.
➢ Idioma: español o en su defecto inglés
➢ Fecha límite para enviar las propuestas: 30 de junio de 2023
Un comité académico seleccionará los trabajos bajo criterios de excelencia. Los/las postulantes serán notificados antes del 31 de julio de 2023 sobre el dictamen de sus trabajos.
Contacto:
Sede regionales Andes del Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados (CALAS-Andes)