Durante gran parte de su carrera académica, Alice Krozer ha buscado indagar en las percepciones y la mentalidad de las élites en México. Ha descubierto con sorpresa que sí existe entre ellas una preocupación y consciencia de las desigualdades. En su nuevo proyecto «Desigualdad de la riqueza y reproducción de las élites en el México prerrevolucionario» que desarrolla dentro del Laboratorio de Conocimientos: Confrontando las desigualdades sociales en América Latina del CALAS, trata de indagar cómo las élites se han formado y reproducido a lo largo de la historia.
¿Cómo analizas la situación de los estudios sobre la riqueza y las élites en América Latina? ¿Cuáles han sido sus logros y sus áreas de oportunidad metodológicamente y teóricamente?
Alice Krozer (AK): Los estudios en la región históricamente se han enfocado en pobreza. Pero como la desigualdad es relacional, deberíamos ver ambos extremos y la distribución. Por ello es importante enfocarse en la riqueza, que ha sido un área desvinculada por la investigación. Y ahora cuando hay una concentración extrema de la riqueza es más importante, hay una urgencia de revisar estos datos. Específicamente hay investigaciones de las élites económicas enfocadas en el empresariado, pero no la riqueza en sí. Y eso tiene que ver con que hay pocos datos empíricos, es difícil saber cosas exactas de ellos. Se aíslan y se separan de la población porque se quieren proteger, les sirve una nube de secreto alrededor para que no haya cuestionamientos hacia ellos.
¿Cuál ha sido la actitud o comportamiento más constante que han tenido las élites en México en cuanto a su influencia en la desigualdad y la política? ¿cuáles han sido los cambios que han tenido?
AK: Ha habido coyunturas específicas donde hay mas interrelaciones entre el poder económico y político. Sí es una tendencia en general que si eres una persona con mucho dinero es más fácil comprar otras cosas y una es influencia política. En nuestros estudios históricos vemos que hace 100 años hubo una relación importante entre los más ricos y quienes tenían influencia en la política para que se legislara en forma favorable para que retuvieran sus riquezas.
En la actualidad hay muchas relaciones entre estos grupos porque el entorno lo permite. Porque hay poca transparencia y escrutinio. E incluso desde el lado político se requiere una inversión alta para tener una campaña y, como hay pocos fondos públicos, se incentiva a otras personas a invertir en esas campañas, lo cual puede provocar un intercambio de favores.
¿Qué tipo de descubrimientos aporta el estudio histórico de las élites o la desigualdad?
AK: Conocer las tendencias de las élites y si están condicionadas por una coyuntura temporal o espacio específico. Podemos estudiar el pasado, por ejemplo el México posrevolucionario, y ver que hay patrones que se repiten hoy. En ese momento hubo relación entre personas ricas para casarse con otras familias del mismo nivel, era una endogamia entre las élites. Y vemos que las políticas fiscales juegan un rol importante en la perpetuación de las élites porque mantienen su riqueza y la heredan o la transfieren. Eso es importante para nosotros hoy en día para ver cómo enfrentamos la desigualdad, y ver qué política ha servido o no en el pasado y nos puede indicar cómo lidiar con esa situación ahora.
¿Cuáles fuentes utilizas para rastrear la riqueza en tu actual proyecto en CALAS?
AK: Nos basamos en documentos históricos. Una parte son testamentos, una fuente rica de información sobre la riqueza porque enlistan detalladamente todos sus bienes a diferencia de los conteos personales que tienen un componente sesgado hacia lo que quisieran que se supiera. Eso nos permite tener una idea certera de las riquezas que se tenían en ese momento y las relaciones sociales que se tenían. Así podemos inferir cómo las personas ricas se relacionaban con un entorno familiar, que es difícil saber hoy en día.
¿Cuál ha sido la sorpresa más grande que has descubierto en tus procesos de investigación?
AK: Durante mis investigaciones con contacto directo con personas de la élite me di cuenta que están preocupados por la desigualdad. Percibía que iba a ser a partir de un cinismo de falta de interés, pero hay una preocupación honesta. Al mismo tiempo hay un desconocimiento total de la realidad de estos grupos sociales. Otra cosa que me sigue sorprendiendo es cómo logran esas personas dar tan poca información. Encontrar información más adecuada en varios niveles nos puede ayudar a entender que son seres humanos como nosotros. No son seres humanos diferentes en sí pero tienen una posición distinta, y entender eso sirve para dejar de idealizarlos o demonizarlos. Eso nos permitiría tener un encuentro más igualitario y lidiar con el problema de la desigualdad.
¿Qué tanto la concentración de la riqueza y la perpetuación de las élites afecta a la calidad de vida de las personas en América Latina?
AK: Las personas viven la desigualdad a nivel cotidiano, ya que está relacionado con otros problemas sociales como la violencia. Cuando hay mucha desigualdad es más probable que haya desacuerdos o desafíos a la cohesión social. Un rubro más que nos afecta se da en términos de uso del espacio público. Cuando unos grupos se pueden aislar gracias a su riqueza, tienen demandas distintas a quienes no pueden hacerlo, además de privatizar espacios anteriormente públicos. Esto separa a la sociedad y dificulta la empatía entre personas de grupos sociales distintos.