Los directores y directoras de seis institutos de estudios avanzados latinoamericanos se reunieron en la Universidad de Costa Rica el siete de agosto de 2019, en el primer encuentro de institutos, centros y espacios de estudios avanzados de América Latina.
A pesar de que el diseño de cada instituto varía por país, los seis directores suscribieron la Carta a San José, con el objetivo de promover la cooperación académica en condiciones de reciprocidad.
Para poder lograr objetivos tan ambiciosos los institutos se diseñan con flexibilidad de trabajo, método, recurso humano y presupuesto que no se acostumbra en la academia tradicional.
«Los institutos de estudios avanzados nacen de una crítica hacia la rigidez de la academia», explicó Martin Grossman, Director de Estudios Avanzados en la Universidad de São Paulo.
Su diseño aspira al espacio creativo y promueve la interdisciplinariedad al máximo y (si es posible y necesario) la internacionalización, sin dejar de lado la solidez académica.
«Este acercamiento a la creatividad busca precisamente nuevas formas de hacer ciencia y producción de conocimiento científico, muchas veces de forma literal incorporando a profesionales de carreras creativas como al arte o la música» mencionó Sarah Corona Berkin, Codirectora del Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados (CALAS).
En Costa Rica este modelo se implementa en Ucrea y los investigadores cuentan con facilidades para sus proyectos como la readaptación de presupuesto, miembros del cuerpo de investigación y traslado de profesores invitados de otros países con mucha más rapidez y menos trámites.
«En este tipo de centros buscamos la diversidad de voces, la horizontalidad en la investigación y el reconocimiento de otro tipo de conocimientos al que se construye en las universidades», agregó Corona Berkin.
Esta flexibilidad permite modificar objetivos o necesidades sobre la marcha si el contexto cambia drásticamente o en el camino se descubren nuevas variables.
«Por ejemplo, tenemos un proyecto sobre conflictos éticos en la zona de Salitre y en el transcurso del proyecto surgió el asesinato del Señor Rojas, el líder indígena; eso obligó al proyecto a cambiar porque ahora ahora no solo se buscan soluciones al conflicto sino también justicia», explicó Trejos.
Primer acuerdo
Aunque el primer instituto de estudios avanzados nació en 1930 en Princeton, con miembros como Albert Einstein, en la mayoría de países Latinoamericanos estos centros de investigación son muy recientes.
En nuestro país el primero es Ucrea que fue propuesto por Henning Jensen en 1999 cuando era candidato a rectoría. Sin embargo, fue hasta el 2014, siendo rector, que se emitió la resolución para su creación y en el 2016 salió la primera convocatoria.
«Antes de la resolución, un par de años se dedicaron a su conceptualización; cuando yo llego empiezo a organizar la parte operativa, hasta entonces existía Ucrea pero en el papel», aseguró Javier Trejos, coordinador del proyecto.
Otros centros, como el de la Universidad Nacional del Litoral de Argentina, también están en fases tempranas con sus institutos de estudios avanzados y para fortalecer el crecimiento de estos centros se firmó un acuerdo de cooperación internacional.
En total seis universidades de cinco países firmaron, y el coordinador de Ucrea, Javier Trejos, tiene conocimiento de al menos seis centros más que no pudieron asistir pero en los que mantienen interés para ampliar la red de colaboración.
Sarah Corona Berkin, Codirectora del CALAS, considera que «hay puntos en común en América Latina que tienen una especificidad que debemos potenciar» y por esa razón por medio de «intercambios y colaboraciones entre los centros se puede llegar más lejos».
Después de tres días de deliberación se firmó la carta de intención o acuerdo de cooperación y nació la red de institutos de estudios avanzados de América Latina que a corto plazo iniciará compartiendo bases de datos de investigaciones y la implementación de pasantes a nivel internacional (fellows).
También, eso sería posible al buscar financiamiento, «porque si logramos conseguir fondos externos de organismos internacionales o fundaciones podemos tener mayor margen de financiamiento y si esos esfuerzos se hacen en conjunto es probable que tengamos mayor éxito», dijo Trejos.
Para Martin Grossman, Director de Estudios Avanzados en la Universidad de São Paulo, era natural llegar a un acuerdo de cooperación internacional porque trabajar regionalmente es una tendencia global.
«Es un modo de incentivar la producción de impacto, no es solamente relaciones internacionales, porque Latinoamérica es compleja y diversa y esto enriquece a la investigación», reflexionó Grossman.
Fuente: Seminario Universidad
Autora: Lucía Molina